El estrés crónico y las experiencias adversas durante la primera infancia pueden tener efectos negativos en el desarrollo cerebral, la salud general y el bienestar de tu hijo(a).
Es posible que, en algún momento de sus vidas, los niños atraviesen experiencias negativas y estresantes que afecten la manera en que se desarrolla el cerebro. Las Experiencias Infantiles Adversas (ACE, por sus siglas en inglés) son vivencias específicas y emocionalmente traumáticas, como el divorcio, la muerte, el abuso, el descuido y el abandono.
El estrés sufrido durante la primera infancia, especialmente a través de numerosas situaciones adversas, puede afectar negativamente a los niños por el resto de sus vidas. Se ha demostrado que el estrés modifica la forma y el tamaño del cerebro, así como las conexiones entre las células cerebrales. Por lo tanto, las situaciones estresantes pueden afectar el desarrollo, el comportamiento y el aprendizaje.
Desarrollar un fuerte vínculo emocional con tus hijos puede ayudar a contrarrestar los efectos del trauma y el estrés. ¡Hablar, leer y cantar con ellos son tres formas sencillas pero poderosas de vincularse afectivamente!