Las capacidades sensoriales de los niños —vista, oído, tacto, olfato y gusto— son decisivas para su crecimiento y desarrollo.
Los niños conocen e integran el mundo que los rodea a través de los sentidos. De hecho, la formación de su sistema sensorial es fundamental para su desarrollo, ya que sienta las bases para el aprendizaje.
El “sistema sensorial” hace referencia a los procesos del cerebro que incorporan la información recibida por medio de los cinco sentidos (vista, oído, tacto, olfato y gusto), la organizan y responden a ella. Los niños pequeños suelen reaccionar y responder a la información sensorial de distintas maneras. Por ejemplo, si un camión de bomberos toca la sirena, tu niño pequeño podría cubrirse los oídos porque el ruido es muy fuerte. O si tu hijo en edad preescolar huele su comida favorita en la cocina, es posible que corra a pedirte un poco.
Estas son algunas maneras cuidadosas y sencillas de promover y reforzar las capacidades sensoriales de tus hijos:
Desde temprana edad, haz que tus hijos toquen y sientan cosas con diferentes texturas: ¡líquidos, materiales escurridizos, arena y crema de afeitar son todos magníficos ejemplos!
¿Llegaste a un lugar con mucho ruido o luces fuertes? Dales a tus hijos algunos minutos para que se adapten y se sientan cómodos en este nuevo entorno. Si los notas abrumados, baja las luces cuando sea posible o dales lentes oscuros y protectores auditivos para disminuir la intensidad de la luz y los sonidos.
Probar comidas nuevas —o incluso oler su aroma— es una manera formidable de estimular el gusto y el olfato en tus hijos. El poder del tacto puede llegar muy lejos. Abrazarlos, sostener su mano y acariciarlos suavemente en la espalda son modos sencillos de promover el sentido del tacto que su cuerpo necesita. Sin embargo, en algunos niños, el más simple contacto puede ser una estimulación excesiva para sus sentidos. Descubre qué es lo mejor para tus hijos, o pregúntales que prefieren.
¿Has oído hablar de la “dieta de los sentidos”? Al igual que ocurre con una alimentación saludable y equilibrada, este concepto alude a un equilibrio diario en las necesidades sensoriales de tus hijos. Por ejemplo, si tu hijo no logra estarse quieto o sentado, puedes compensar esa energía de sobra ofreciéndole hacer unos saltos de tijera. Si se cubre los oídos en un lugar ruidoso, puedes darle tapones o protectores auditivos para ayudar a atenuar el sonido.