Conocer los signos de alerta temprana y los factores de riesgo relacionados con las discapacidades y los retrasos infantiles es imprescindible para ayudar a tu hijo(a) cuanto antes. La intervención temprana ha probado ser efectiva para ayudar a los niños con necesidades especiales, tanto para superar retrasos como para prepararlos para un futuro exitoso.
Cada niño se desarrolla a su propio ritmo y de manera distinta. Estas diferencias pueden atribuirse a factores como la salud, la personalidad, el temperamento y las experiencias de vida. Debido a la importancia crítica que tienen los primeros cinco años de vida para el desarrollo, cuanto antes logres identificar una discapacidad en tu hijo(a), más rápido podrá recibir servicios especializados que ayuden a su crecimiento y su desarrollo.
Si hay algo que te preocupa sobre el desarrollo del niño, o que simplemente te parezca un poco extraño, no dudes en hablar con el pediatra, incluso cuando no se haya identificado nada problemático en la última consulta. Y asegúrate de comunicarle tus preocupaciones al cuidador de tu hijo(a), ya sea un familiar, una niñera o un asistente de cuidados infantiles.
Se cree que la mayoría de los trastornos del desarrollo son causados por una combinación de factores, entre los que se incluyen:
Prematuridad o bajo peso al nacer.
Exposición prenatal o ambiental al consumo de drogas, alcohol o tabaco.
Malnutrición (falta de alimentos saludables, vitaminas, proteínas o hierro en la dieta, etc.).
Exposición a niveles elevados de toxinas ambientales por parte de la madre o el niño (plomo, por ejemplo).
Infecciones en la madre durante el embarazo o en las primeras semanas del bebé.
Trauma y estrés.
Trauma, estrés y necesidades especiales
Es posible que, en algún momento de sus vidas, los niños atraviesen experiencias negativas y estresantes que afecten la manera en que se desarrolla el cerebro. Las Experiencias Infantiles Adversas (ACE, por sus siglas en inglés) son vivencias específicas y emocionalmente traumáticas, las cuales pueden incluir complicaciones médicas tempranas o retrasos que requieren de intervención médica, hospitalizaciones prolongadas, dolores crónicos, discriminación, etc. Diversos investigadores han descubierto que cuantas más ACE experimenta un niño, mayor será la probabilidad de que desarrolle problemas médicos y mentales a lo largo de su vida. En otras palabras, el trauma y el estrés en los niños pueden conducir a trastornos médicos y mentales. Asimismo, se ha demostrado que el estrés modifica la forma y el tamaño del cerebro, así como las conexiones entre las células cerebrales. Por lo tanto, las situaciones estresantes afectan al desarrollo, el comportamiento, las vivencias y el aprendizaje. Dicho de otro modo, padecer estrés a una edad temprana, especialmente a través de numerosas vivencias negativas, puede tener un efecto nocivo en el desarrollo del niño.
Signos de retraso en el desarrollo
Los niños con necesidades especiales se desarrollan y actúan de manera diferente. A medida que tu hijo(a) crece, controla estos signos de alerta temprana:
Hasta los 6 meses
No balbucea ni sonríe.
No reacciona a los ruidos fuertes ni gira la cabeza para seguir los sonidos y las voces.
No consigue mantener la cabeza erguida a los 3 meses de edad.
Tiene dificultades para seguir objetos o personas con la vista.
Tiene rígidos los brazos y las piernas, o su postura es floja o débil.
6 meses a 1 año
No puede resolver cosas simples como encontrar un objeto después de haber visto dónde se ha oculto.
No responde si lo llaman desde el otro lado de la habitación, incluso cuando se trata de algo interesante.
Muestra dificultades para sentarse, ponerse de pie, alcanzar cosas o levantar objetos, y no participa de juegos como “Dónde está el bebé”.
No ha empezado a decir palabras simples como “mamá” o “papá”, incluso cuando ya tiene un año de edad.
Repite conductas que pueden causarle daño a sí mismo, como morderse o golpearse la cabeza.
Consulta la página de Indicadores del desarrollo (hipervínculo) para obtener más información.
CONSEJO BREVE: ¿Sabías que el período de mayor flexibilidad en el cerebro de tu hijo(a) abarca desde el nacimiento hasta los cinco años, siendo por lo tanto una oportunidad privilegiada para el aprendizaje? Por ello es tan importante que le brindes la ayuda y los recursos necesarios si existe un diagnóstico de discapacidad o la posibilidad de una discapacidad. La intervención temprana puede ayudar a obtener mejores resultados. No esperes; habla con el pediatra si hay algo que te preocupa y pregúntale qué opciones tienes.