Por lo general, los niños de entre tres y cinco años ya han desarrollado sólidas destrezas lingüísticas y experimentado muchas cosas, pero todavía necesitan aprender a manejar su comportamiento y sus emociones. Estar expuestos a distintos entornos (como el jardín de infantes o el preescolar) y personas (como maestros y amigos nuevos) ayuda a que los niños aprendan cómo actuar y responder ante distintas situaciones.
El comportamiento y las emociones fuertes son características del niño pequeño, ¡pero también lo son en la edad preescolar! Entre los tres y los cinco años, aún están aprendiendo a desenvolverse en el mundo, un lugar repleto de personas y lugares nuevos. Los padres, maestros y cuidadores pueden tener una gran influencia en el comportamiento y las emociones del niño mediante sus interacciones y respuestas. ¡La clave es la coherencia! Habla con los cuidadores y los maestros de tu hijo(a) acerca de cuáles son los mejores enfoques que pueden usar para ayudarle. Es importante que todos los adultos que forman parte de su vida tengan las mismas reacciones y expectativas.
Destaca lo bueno. Felicita de inmediato y reconoce a tu hijo(a) cuando hace algo bien: dame los cinco, palabras positivas y afecto son excelentes formas de mostrarle que hizo algo estupendo. También puedes alentarlos a que se elogien a sí mismos con frases positivas como “¡Lo logré!” o “¡Estoy orgulloso de mí!”
Deja en claro las expectativas. Hazle saber qué es lo que esperas. Usa frases como “primero... y después…” para dejarle en claro qué debe hacer exactamente. Por ejemplo, si quiere ir a jugar ya mismo con un amigo, puedes decirle: “primero comeremos juntos en casa, y después iremos a que te encuentres con tu amigo en el parque”
Ayúdalo con las palabras. Los niños en edad preescolar suelen tener un vocabulario escaso, y aún es necesario ayudarles a encontrar las palabras para expresar aquello que desean o sienten. Puedes ayudarles brindándoles un “guión” con lo que deben decir en determinadas situaciones. Por ejemplo, si tu niño(a) le quita un juguete a otro niño, colócate a su altura, míralo a los ojos y explícale: “Puedo ver que estás molesto, pero puedes decirle al niño ‘me gustaría jugar un ratito con ese juguete’”. Puedes practicar este diálogo en el momento y retomarlo también cuando discutan sobre otras situaciones conflictivas.
Enséñale rutinas Las rutinas le ayudan al niño en edad preescolar, ¡y a ti también!, a transitar los distintos momentos del día con menos resistencia.
Dale tiempo. A menudo los padres esperan que el niño en edad preescolar actúe o responda al instante; sin embargo, este necesita tiempo para entender y hacer lo que se le pide. Intenta darle una o dos órdenes a la vez y cuenta mentalmente hasta diez antes de repetirlas.
Conserva la calma. Mantén un tono de voz constante. Si te enojas, es muy probable que el niño también lo haga, ya que imitará tu tono de voz y tu estado emocional.
Mantén el contacto visual. Míralo a los ojos cuando le das una orden o le dices cómo debe comportarse.
Dale cosas para que haga. Ofrecerle “tareas” o alternativas puede motivar al niño en edad preescolar para que haga lo que le pides sin cuestionarlo. Por lo general, dos o tres opciones son suficientes para esta edad.
Haz que sea divertido. A los niños en edad preescolar les encanta jugar. (hypervícunlo a la página temática El juego). Si conviertes las tareas cotidianas en un juego, es mucho más probable que el niño quiera participar. En lugar de ordenarle: “¡Ponte los zapatos!”, dile: “Veamos cuánto tardas hoy en ponerte los zapatos, ¡contemos juntos hasta que termines!".
Acompáñalo. Ordenarle al niño que se retire a otro lugar no siempre funciona. Intenta acompañarlo dándole un momento para que se tranquilice y recupere el control de sí mismo. Por ejemplo, si el niño está arrojando bloques y gritando, en lugar de enviarlo a otra habitación como castigo, puedes pedirle que deje los bloques donde están y se aleje de ellos por unos minutos. Permanecer alejado de los juguetes le permitirá tranquilizarse y relajar su cuerpo (puede respirar hondo, beber agua, etc.), y conversar sobre cómo debería jugar con los bloques. Al principio necesitarás enseñarle esta estrategia, pero el niño aprenderá rápidamente a usarla por sí solo.
En tiempos de crisis profundas, como durante una emergencia nacional o durante una pandemia, aquí puedes obtener más consejos sobre la crianza de los niños y cómo manejar el estrés.
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