A continuación desmitificaremos cuatro de las creencias o mitos más comunes para ayudarte a optimizar el desarrollo cerebral de tu niño. Si alguna vez oíste hablar de estos mitos o crees en ellos, sigue leyendo para saber cuál es la verdad.
- El cerebro de tu hijo(a): los mitos comunes y la verdadera realidad
- Mito #1: “Jugar es divertido, pero no sirve para aprender”.
- Mito #2: “El desarrollo cerebral es algo genético. No es un proceso que yo pueda controlar”.
- Mito #3: “El verdadero aprendizaje comienza con el preescolar”.
- Mito #4: “Si quieres que tu hijo(a) sea inteligente, tienes que comprarle juguetes educativos y tarjetas didácticas”.
El cerebro de tu hijo(a): los mitos comunes y la verdadera realidad
Los padres primerizos suelen recibir demasiada información sobre cómo criar a sus hijos, y distinguir una cosa de la otra puede ser muy agotador. Afortunadamente, en cuanto al desarrollo cerebral de tus hijos, los pasos a seguir son fáciles de recordar y muy simples. Todo lo que necesitas es brindarles un poco de “ejercicio cerebral”, y para ello les tienes que hablar, leer y cantar. Realiza estas actividades sencillas con frecuencia y de manera temprana para ayudar a formar las conexiones cerebrales de tu hijo(a), las cuales tendrán un efecto poderoso y decisivo para el resto de su vida.
A continuación derribamos cuatro de los mitos más comunes para ayudarte a optimizar el desarrollo cerebral de tu bebé.
Realidad: Jugar es aprender, y el papel de los adultos es importante para que sea divertido. Cuando pongas a tu bebé boca abajo sobre una manta o cobija, ponte a su misma altura y jueguen juntos, cara a cara, sólo ustedes dos, cantando y señalando las formas y los colores de los objetos alrededor. A los bebés les encantan los gestos que haces con el rostro; de hecho, observan atentamente cómo pronuncias las palabras y los movimientos de tu boca, ya que esto los prepara para hablar. Inventa canciones sobre lo que hicieron en el día o sobre los objetos que hay en la habitación.
Realidad: Las experiencias cotidianas y las interacciones verbales determinan de qué modo se formarán y conectarán las células cerebrales de tu bebé. La falta de vivencias tempranas tan simples pero a la vez importantes —como hablarle, leerle y cantarle con frecuencia— puede afectar negativamente al desarrollo de estas conexiones en el cerebro. De hecho, diversos estudios indican que los bebés que han tenido más interacciones positivas y afectuosas con adultos desarrollan un vocabulario más amplio, obtienen mejores resultados en la escuela, logran completar la escuela secundaria e incluso tienen mayor éxito a futuro.
Realidad: Aunque el preescolar y el jardín de infantes suelen considerarse el inicio de la educación “formal” del niño, tú como padre, madre o cuidador eres su maestro más importante. Pero por suerte, no necesitas un plan de estudios para empezar a enseñarle: jugar a “Dónde está el bebé”, por más simple que parezca, puede ser un momento de aprendizaje. Los libros son una de las herramientas más efectivas para que tu hijo(a) comience a aprender, incluso desde la primera infancia. Diversos estudios indican que alentar a los niños a conversar sobre el cuento que estén leyendo puede generar un avance de hasta nueve meses en el desarrollo lingüístico del niño pequeño. Así que al momento de leerles, hazles preguntas como “¿Dónde está el pájaro?” y “¿Qué es lo que más te gusta de esta página?” para que la lectura sea aun más entretenida. ¡Será más divertido para ti también! La lectura también es decisiva para vincularse. Cuando lees con tu hijo(a), fortaleces la conexión socioemocional entre ambos.
Realidad: No hay prueba científica de que los juguetes “educativos” produzcan alguna diferencia en el desarrollo cerebral del niño. De hecho, con frecuencia pueden estimularlo excesivamente, lo cual no ayudará a que sea más inteligente. Aunque es genial tener una variedad de juguetes coloridos y divertidos en casa, los mejores “juguetes” para tu bebé son tu presencia y tu voz. Hablarle, leerle y cantarle son indudablemente las mejores actividades para hacer juntos; además, ¡no cuestan un centavo ni ocupan lugar en la caja de los juguetes! Pon a tu hijo(a) en el cochecito y salgan de paseo. Muéstrale las ardillas, los vehículos y los árboles que encuentren en el camino. Ordena la ropa sucia por colores y dobla las toallas con distintas formas. Golpea los utensilios de cocina para hacer “música” y cántale una canción mientras preparas la mesa para comer. Los momentos cotidianos como estos son oportunidades para desarrollar el cerebro.
CONSEJO BREVE: Cuando ya no es un recién nacido, tu hijo(a) está ocupado aprendiendo y participando de muchísimas actividades nuevas. Desde sentarse y sonreír hasta gatear y balbucear, hay mucha diversión para disfrutar juntos en cada edad. Y al divertirse juntos, ¡tu hijo(a) estará creciendo y aprendiendo con cada interacción!