Cuando hablamos de la crianza de los niños, suele decirse que es un esfuerzo conjunto. Y para algunos, ese conjunto incluye a familiares que conforman una sólida red de apoyo para ellos y sus hijos.
Abuelas/os, tías/os y primas/os; algunos tienen la suerte de contar con familiares que viven cerca o en el mismo hogar y que pueden ayudar. Contar con un sistema de apoyo así puede brindarles muchos beneficios a ti y a tu familia, pero es importante mantener un diálogo sincero y frecuente con tu “círculo familiar” para asegurarte de que todos estén en la misma sintonía.
Recuerda que los niños pequeños necesitan de la rutina y la constancia para su buen desarrollo. Antes de pedirle a un familiar que cuide de tus hijos, hazle saber de forma sincera cuál es el tipo de ayuda que tu familia necesita. Cuanto más puedan conversar y acordar de antemano, mejor. Mantener una comunicación abierta y expectativas claras ayudará a que el círculo familiar incluya a más personas con quienes tus hijos puedan dar y recibir amor. Si tus hijos son lo suficientemente grandes, déjalos participar de la conversación. No tener en claro tus expectativas cuando un nuevo cuidador está a cargo de tus hijos, incluso aunque se trate de un familiar, a menudo puede causar temor o confusión en los niños. Hablar con los integrantes de tu familia acerca de cómo esperas que sean las cosas puede ayudarte a calmar esos nervios y a fijar tus expectativas.
Si tus hijos no tienen una relación cercana con el familiar que estará a cargo de su cuidado, organiza uno o dos encuentros de antemano para que jueguen juntos. Así tus hijos sabrán que es una persona de confianza con quien pueden sentirse seguros. Estos son cinco temas sobre los que puedes conversar anticipadamente con el familiar que cuidará a tus hijos:
Alimentación. Hablen acerca del tipo de comidas —y la cantidad— que comen tus hijos. Ofrecerles sus platos y refrigerios favoritos puede ayudarles a sentirse más a gusto con el familiar que los cuida.
Descanso. Hablen acerca de cuándo duermen tus hijos y por cuánto tiempo, de modo que puedan mantener sus hábitos de descanso. También es importante que el familiar a cargo sepa cuáles son los signos de que tus hijos tienen sueño (se frotan los ojos, piden tomar leche, etc.).
Disciplina. En particular con los abuelos, puede existir una brecha generacional en torno a la disciplina que deben recibir los niños. Explicarles y mostrarles a los familiares la manera en que tú atiendes el comportamiento de tus hijos es muy importante para formar su conducta y que desarrollen destrezas positivas con quien sea que estén.
Rutinas. Si tienes un modo particular de hacer dormir a tus hijos (leerles un libro, cantarles una canción de cuna, etc.), enséñales este hábito a los familiares a cargo para que puedan hacer lo mismo. La familiaridad de tu rutina les resultará útil y reconfortante. Actividades. Piensa con antelación en actividades divertidas que tú apruebes para que tus hijos hagan mientras están al cuidado de otros familiares, y comunícaselas. Por ejemplo, diles cuáles son sus libros o juguetes favoritos y qué les gusta hacer. Estos pasos sencillos ayudarán no sólo a que los familiares sepan qué hacer con tus hijos, sino también a que puedan relacionarse positivamente con ellos.