Posiblemente las características más típicas de los niños pequeños sean las emociones fuertes y la curiosidad. Cuando se trata de manejar el comportamiento a esta edad, es importante comprender qué es lo adecuado.
Debido a su mayor destreza física y lingüística, los niños pequeños pueden hacer muchas más cosas que cuando eran bebés. Sin embargo, aún necesitan tanta ayuda como antes para comprender el mundo que los rodea y sentirse seguros. En vista de que su cerebro continúa desarrollándose rápidamente durante esta etapa, suelen experimentar emociones extremas, incluso en situaciones que para los adultos pueden parecer menores o sin importancia. Por ejemplo, el niño pequeño puede gritar o llorar porque el vaso que le han dado es verde y no azul. Al ser adultos, nuestro cerebro nos ayuda a comprender que el color de un vaso no es importante, pero el cerebro del niño aún no puede procesarlo de esa manera. Es por ello que se enojan o expresan emociones fuertes con mayor frecuencia. Los arrebatos emocionales de este tipo son inevitables, por eso es importante consolarlos y ayudarlos a atravesar estos momentos difíciles.
Los niños pequeños también están aprendiendo a ser más independientes, por lo que es normal que sufran raspones y moretones durante esta etapa. Permítele a tu niño pequeño que explore cosas nuevas, pero debes saber que también habrá caídas e incluso lágrimas: todo esto forma parte de su aprendizaje. Procura estar allí para apoyarlo y no lo pierdas de vista en esos momentos.
Consulta el artículo Desarrollo cerebral del niño (hipervínculo a la versión #niñopequeño de este artículo) para conocer más sobre las destrezas que tu niño pequeño está desarrollando a esta edad.
Consulta el artículo Estrategias de crianza y manejo del comportamiento (hipervínculo a la versión #niñopequeño de este artículo) para conocer distintas formas de manejar el comportamiento de tu niño pequeño.
CONSEJO BREVE: Si te preocupa el comportamiento de tu niño pequeño (por ejemplo, la frecuencia e intensidad de los berrinches), habla con tu médico pediatra y coméntale tus inquietudes. Él sabe qué debe esperarse durante esta etapa y puede brindarte consejos o recursos si es necesario.